Tras el histórico día vivido con motivo de la proclamación de D. Felipe VI tocaba para el Gobierno seguir con el trabajo encomendado y justo al día siguiente, el pasado viernes, se aprobaba una reforma fiscal que conseguirá que los ciudadanos tengan más dinero disponible en sus bolsillos. Es curioso que los mismos que criticaban la subida de impuestos, sin reparar en que esa subida se debió a su negligente gestión, critiquen también ahora la bajada. Tras haber pasado por graves dificultades económicas y haber tenido que tomar impopulares medidas para salvar al país de la quiebra y evitar el consiguiente rescate internacional, ha llegado el momento de bajar los impuestos para compensar a los españoles por los sacrificios realizados y favorecer la senda de crecimiento recién emprendida. Se trata de una reforma fiscal bien encaminada que, gracias a que las reformas estructurales llevadas a cabo en los dos últimos años comienzan a dar sus frutos, hará que Hacienda disponga de un margen mayor que el previsto inicialmente para reducir la tributación sin que ello perjudique la imprescindible consecución de los objetivos de déficit público. Una reforma que cabe enmarcar en las buenas perspectivas de recuperación que presenta la economía, que dobla su previsión de crecimiento. Según el diario económico CINCO DÍAS “la reforma Montoro consiste en una fuerte rebaja generalizada del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), una reducción del Impuesto sobre Sociedades y un descenso de la fiscalidad del ahorro». Opina que el Ejecutivo ha creído llegado el momento de cambiar de “partitura» debido a que los ajustes han surtido los efectos deseados y “se ha decidido devolver algo de alegría a los bolsillos de los contribuyentes, con el fin de animar el consumo e impulsar la actividad».
¿En qué consiste esta reforma que tanto ha molestado a la izquierda política y mediática? Pues bien, la rebaja media del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) a partir del 1 de enero de 2015 será del 12,5%, según el anteproyecto de reforma fiscal que aprobó ayer el Gobierno. La rebaja para las rentas menores de 24.000 euros, que suponen el 72% del total, será de un 23,5%. Así lo aseguró el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, en la que resaltó que «ha llegado el momento de bajar los impuestos a todos», y explicó que el objetivo de la reforma es «impulsar el crecimiento económico y la creación de empleo; apoyar a la familia y a los discapacitados; fomentar el ahorro a largo plazo e impulsar la lucha contra el fraude», todos ellos objetivos capitales para el Partido Popular. Se explicó que el tipo mínimo caerá en dos años hasta el 19%, desde el 24,75% actual, y el máximo al 45%, desde el 52%, con gravámenes intermedios del 24%, 30% y 37% en función de la base imponible. De este modo, el impuesto pasará de tener siete tramos a cinco. La reforma fiscal dará lugar a un aumento del PIB del 0,55% en 2015 y 2016, unos 5.500 millones de euros, mientras que como consecuencia de la rebaja de retenciones en el IRPF, veinte millones de contribuyentes contarán en 2015 con más renta disponible cada mes. El ministro recalcó que la mayoría de los contribuyentes pagarán a partir de 2016 menos de lo que pagaban en 2011, antes de que entrara en vigor la subida del impuesto aprobada por el Gobierno del PP. Junto con la rebaja de los tramos y los tipos, se extenderá la deducción de 1.200 euros para hijos menores de tres años a familias numerosas y con ancianos y dependientes a su cargo. Estos colectivos podrán cobrar por anticipado dicha deducción, a razón de 100 euros mensuales. Se trata sin duda de una reforma para todos y que anuncia el camino de la recuperación.
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