Cuando el lunes pasado en este mismo espacio decía que Pedro Sánchez habíahecho un Gobierno para la foto no me podía imaginar que el ministro de Cultura y Deportes dimitiría a los seis días de tomar posesión y que ese día, además, iba a coincidir con el cese de Lopetegui como seleccionador nacional. En el caso del ya ex ministro pensaba que iba a durar poco, pero a consecuencia de su incontinencia tuitera y de su desconocimiento de la materia deportiva.

Está el tiempo revuelto y no solo en lo climatológico. La exigencia de una conducta intachable se ha extremado tanto que solo se van a poder dedicar a la política los que lo hagan desde niños, recién liberados del pecado original, porque a poco que se entre en la adolescencia y la edad adulta seguro que los nuevos inquisidores de la moral pública encuentran alguna mácula suficiente para provocar la caída del político en cuestión. A Maxim Huerta no le quedaba otra salida porque su conducta previa, intentando ahorrarse unos cientos de miles de euros de manera ilegal, no era compatible con los estándares de pureza impuestos por la izquierda política y mediática. Su cese se exigió por todo el arco parlamentario excepto Ciudadanos que, como siempre, decían de esperar a ver. Cuando sucedieron los hechos Huerta no era ministro. Soria, del Partido Popular, tuvo que dimitir por no saber explicar que antes de dedicarse a la política y en el marco de los negocios familiares, fue titular de una cuenta legal en un país considerado paraíso fiscal. Fue antes de ser ministro, no cometió ningún delito, no se le acusó de nada ilegal, pero la oposiciónacabó con él y el PSOE aplaudió. Pues este no podía ser menos.

Vivimos como digo tiempos convulsos. Un Gobierno que no ha salido de las urnas, sostenido por una exigua minoría de diputados en el Congreso, con mayoría de diputados del Partido Popular que se convierte en tremenda mayoría absoluta en el Senado. Estamos viviendo situaciones inéditas en democracia con una agitación política más propia del siglo XIX que del XX. Cuando me decían que si Huerta había sido el ministro más efímero de la historia respondía que no porque solo en febrero de 1822, durante el Trienio Liberal, hubo cuatro ministros de la Guerra. Alguno duró solo un día aunque su dimisión no fuera por algo tan prosaico y poco épico como defraudar al fisco. No sé por qué me da que no va a ser el último en salir corriendo de un Gobierno de diseño pensado para obtener rédito mediático y no pensando en el interés general, sino en mantener el Gobierno hasta 2020.

Y ahora toca descender a lo local. El reloj de la cuenta atrás se ha puesto en marcha para el equipo de Gobierno y ellos lo saben. Cada día que pasa es un día menos para desalojar a un Gobierno que es un lastre para el futuro de Ciudad Real. Ya dije que el PSOE ha ido a más y Ciudad Real a menos, y eso no se puede consentir. Cuando la semana pasada hicimos balance de los tres años de legislatura no me salía ni un solo proyecto impulsado o ejecutado por el actual equipo de Gobierno. Las actividades de las distintas concejalías que funcionan son heredadas de los anteriores gobiernos populares y en lo que han querido “innovar” han metido la pata. Por ejemplo en el área de Educación. Esperemos que estos tiempos revueltos a nivel nacional no vengan a ahondar aún más en los problemas de una ciudad paralizada por la inacción de un PSOE que ha pasado tres años festejando su llegada a la alcaldía, por la puerta de atrás, y que ahora ve que el tiempo se le ha escapado entre las manos. Tenemos que recuperar el futuro de Ciudad Real.

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Written by Miguel Angel Rodríguez
He sido muchas cosas, ahora solo un ciudadano de a pie que expresa su opinión sobre los asuntos de su interés, que son variados. Si no os gusta lo que leéis podéis seguir circulando. Sin acritud. Per aspera ad astra.