Se atribuye a Alexis de Tocqueville la famosa frase sobre la libertad: “Habría amado la libertad, creo yo, en cualquier época, pero en los tiempos en que estamos me siento inclinado a adorarla”. Y es que sobre la libertad y la igualdad orbitó toda su obra, dando lugar a una nueva ciencia, la sociología. Para el liberalismo la libertad es la piedra angular sobre la que debe desarrollarse una sociedad, por eso se revuelven ciertas cosas dentro de mí cuando veo la deriva que está tomando nuestra nación, “la madre en otro tiempo fecunda en capitanes, madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes”, parafraseando en este caso a Antonio Machado. Ganapanes con ínfulas y ambiciones que, sin darnos apenas cuenta, van socavando determinadas parcelas de nuestra libertad en aras de un bien común que solo les beneficia a ellos. Sé que este pensamiento puede parecer ácrata, pero nada más lejos de mi realidad ni de mi pensamiento. Al revés, creo en el poder político y en los gobiernos, siempre que estos busquen el bien común y no perpetuarse a toda costa aún a riesgo de socavar la libertad y la legalidad.

Por eso hoy me identifico más con Tocqueville, que nació y murió en el S. XIX, que con mi contemporáneo Pedro Sánchez. Y, al igual que el gran pensador liberal, me siento inclinado a adorar la libertad y a protegerla de las maquinaciones de Sánchez. Un presidente en funciones que quiere seguir habitando el Palacio de la Moncloa sin haber ganado las elecciones. Y lo quiere hacer a base de pactos con indeseables que quieren romper España. Con esos ganapanes a los que me refería antes, que no conocen el honor ni la lealtad (aunque de éstos hay en todos los partidos no se vayan a creer).

Lo último que ha revolucionado mi ser interior, mis «centros» como dice la copla, es conocer que Sánchez estaría dispuesto a amnistiar a los golpistas catalanes con tal de seguir en la poltrona (¿que tendrá el poder que hace que quien lo ostenta sea capaz de vender a su madre por seguir? pero esto es otra cuestión.) Lo grave es el atentado a nuestra Constitución y por tanto a nuestra libertad que supondría ese hecho. Los favorables ya han sacado a algún magistrado jubilado que, supongo que previo pago de su importe, ha llegado a la conclusión de que si la amnistía es votada por la mayoría de los diputados del Congreso se convierte en legítima y no atenta contra la Constitución. Entiendo que entonces por la misma regla de tres, aunque la Constitución en su artículo 15 prohíba la pena de muerte, si un grupo político la lleva al Congreso y consigue la mayoría para su aprobación, ésta se convierte en legítima y no contraviene la Constitución. Pues no señor Sánchez, esto no funciona así. Está claro que la sociedad de hoy da más tipos como Sánchez y como Rubiales que como el almirante Méndez Núñez, que decía aquello de “más vale honra sin barcos que barcos sin honra”. A Sánchez le da igual la honra y prefiero los barcos y el Falcon. Qué pena de España…

 

 

 

Foto Alex García

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Written by Miguel Angel Rodríguez
He sido muchas cosas, ahora solo un ciudadano de a pie que expresa su opinión sobre los asuntos de su interés, que son variados. Si no os gusta lo que leéis podéis seguir circulando. Sin acritud. Per aspera ad astra.