Esta Semana Santa que acaba de finalizar ha sido atípica y mejorable. Atípica porque ha coincidido con la campaña electoral para las elecciones generales del 28 de abril, y mejorable porque el tiempo ha impedido que algunas hermandades pudieran procesionar. Pese al recogimiento de esos momentos la campaña electoral se palpaba en el ambiente y yo, que he participado o he salido a ver junto a mi familia y amigos a todas las hermandades que han podido realizar su Estación de Penitencia, he escuchado conversaciones de todo tipo entre el público asistente: -“Mira que bambalinas tan preciosas trae el palio de la Virgen”- “preciosas”, -“¿has visto la última encuesta?” -“no me la creo”- “El Cristo estrena potencias” “¡Cómo brillan!”-“¿Te has enterado del lío que hay con el debate en Televisión Española?” Y así en cada procesión. Pero es que mis hijos adolescentes me dicen que entre los críos de su edad también se habla ya de política. Que si mi amigo tal es de VOX, que si mi amiga tal es de izquierdas…sinceramente les digo que yo con 15 años no hablaba de política. Quizá el acceso a las nuevas tecnologías a través de los dispositivos móviles ayude a este cambio en las conductas y en las inquietudes de la gente joven. Pero me preocupa que a través de las redes sociales no sea oro todo lo que reluce. Las noticias falsas y la desinformación intencionada pueden hacer mucho daño en las mentes aún por desarrollar de nuestros jóvenes y muchas informaciones interesadas pueden manipular sutilmente su pensamiento. Y a veces no tan sutilmente. Uno de esos amigos, hijo de funcionarios, está muy soliviantado por lo que él llama los “recortes” que hizo el PP en 2012. Lo cogí por banda y le recordé cómo estaba España tras la nefasta gestión de Zapatero. Es que ya han pasado algunos años y a la gente se le olvida lo malo. Quizá ya nadie se acuerda de lo que recogía la prensa el 21 de julio de 2012. Todos los periódicos presentaban un panorama desolador y los diarios hablaban abiertamente de “rescate” ante la “situación límite” de la prima de riesgo. “España entra en situación límite”, titulaba EL PAÍS, que señalaba que “la desconfianza de los mercados alcanza el máximo histórico”. EL MUNDO decía: “La prima se desboca a 610 puntos y empuja a España al rescate total”. En la portada de ABC aparecía una foto a gran tamaño del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, bajo este titular: “BCE, ahora o nunca”. “En manos de Draghi”, decía el diario, que hablaba de “Viernes negro en España” con “España y el euro al límite”. “Los mercados prueban la fortaleza del euro exprimiendo a la deuda española”, decía el diario. En la misma línea, LA RAZÓN aludía en su portada a “la hora del BCE”. “Los especuladores se ceban con España ante la pasividad del BCE, que lleva 18 semanas sin comprar deuda”, decía. Más duro fue el titular de LA GACETA que sentenciaba: “España entra en coma”. Para CINCO DÍAS “suenan todas las alarmas” ante la “espiral sin freno” en la que ha caído España. “La desconfianza hacia España roza lo inmanejable”, decía y señalaba que “el pánico contagia a todos los valores listados en el Ibex”. EL ECONOMISTA afirmaba que “sólo queda pedir el rescate”, tras “fracasar el ajuste y ante la indiferencia europea”.
¿De esto ya no nos acordamos, verdad? Ante este panorama y contra la opinión de algunos que hoy se hacen los suecos, el Partido Popular se arremangó. Se tomaron medidas que hicieron que menos de un año después de esas portadas muchos de los datos económicos de nuestro país mejoraran sensiblemente y la amenaza del rescate se olvidó. De hecho el 5 de junio de 2013 la prensa nacional se hacía eco de un artículo de la agencia estadounidense “Bloomberg” firmado el día anterior; un artículo con un titular elocuente: “la crisis española se desvanece”. Para alguien que ahora tiene 15 años todo esto ni le suena, por eso es nuestra obligación recordárselo. Y si además es hijo de funcionarios también le tenemos que recordar que Zapatero le bajó el sueldo a sus padres y que el Partido Popular se lo devolvió en cuanto se pudo. También hay que recordarle que el PSOE le congeló la pensión a sus abuelos y el Partido Popular las revalorizó. Y también hay que decir alto y claro que si alguien se plantea votar al PSOE lo más seguro es que Pedro Sánchez se comporte igual que Zapatero y se cargue la economía y de paso se cargue a España. Porque esta vez al fantasma de la crisis económica se le une el fantasma de la crisis territorial con Cataluña, de imprevisibles consecuencias caso de gobernar la izquierda. Hay que votar con la cabeza, no con el corazón y ese voto reflexivo y eficaz es el voto al Partido Popular.
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