Hasta hace unos meses escuchar la palabra “Almirante” me hacía evocar lo mejor del pasado de España. Un pasado plagado de hechos admirables en el que un puñado de españoles hallaron gloria por los caminos del mar. Se me vienen a la mente los nombres de Colón y más tarde de D. Álvaro de Bazán -ése que hizo un palacio en El Viso “porque pudo y porque quiso”-. También el nombre de Blas de Lezo y más recientemente Cosme Churruca y Federico Gravina, que alcanzaron la gloria en Trafalgar, o el de Casto Méndez Núñez, quién en la actualidad da nombre a una de las fragatas más modernas de nuestra Armada. Tiempos en los que el ser o no ser de una nación se ventilaba en la mar y en dónde se decía aquello de “más vale honra sin barcos que barcos sin honra”, según la conocida frase atribuida a Méndez Núñez.
Por desgracia, en vísperas de las pasadas elecciones autonómicas y municipales, otro “almirante”, esta vez con minúscula, irrumpió en los medios de comunicación. Supimos que una agencia de detectives llamada “almirante” se estaba dedicando a investigar o a espiar a destacados dirigentes del Partido Popular entre ellos a Dolores de Cospedal y a Rosa Romero. Enseguida el PSOE regional se dedicó a emponzoñar para sacar rédito electoral y a vincular este espionaje a supuestos contenciosos del Ayuntamiento de Ciudad Real con algún funcionario. El insultador oficial del PSOE regional se fue a las puertas de los juzgados a pedir la dimisión de Cospedal y de Rosa Romero por vincular a la agencia de detectives con el PSOE y el gerente de los detectives, que no el Almirante, se apresuró a interponer una querella a Cospedal, Romero y Cañizares por vincularle con el PSOE, algo que él negaba tajantemente. Pues bien, muchos meses después, un juzgado de Madrid ha sentenciado que hubo investigaciones y espionaje con finalidad política. Ha sentenciado que queda demostrada la vinculación del gerente de la empresa con el PSOE y ha sentenciado, por último, que el demandante tiene que pagar las costas del proceso. A la vista de lo anterior el PSOE de Castilla-La Mancha, lejos de pedir disculpas, dicen que ellos no tienen nada que ver. Que pidieron dimisiones y tal, pero que ellos no están en estos líos…vivir para ver. Y mientras Page, con un ojo puesto en Madrid, permitiendo que algunos de sus segundones dilapiden lo poco que queda ya del maltrecho crédito político socialista.
Dicen que para vencer a los españoles, en aquéllos momentos la primera potencia naval del mundo, la escuadra inglesa acometió una gran reforma en el S.XVI. En tiempos de Enrique VIII y más tarde de Isabel I, la Armada inglesa se dividió en secciones y para distinguirlas cada una de ellas se identificaba con un color. Así nació la escuadra roja, azul, blanca… dentro de la Real Armada; a los almirantes que mandaban cada una de estas escuadras se les empezó a conocer en términos coloquiales como el almirante azul, blanco, rojo…; el almirante que vino a Ciudad Real debía ser fluorescente porque dejó muchos rastros. Ojalá esta forma de hacer política se destierre definitivamente por parte del PSOE y que la próxima vez que oigamos la palabra “Almirante” sea para rendir tributo de admiración a todos los marinos ilustres que hasta el día de hoy han dado lo mejor de sí mismos, hasta su vida, por España y por los españoles.
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