La celebración de los XXXV años de la Constitución española y la muerte de Nelson Mandela han copado informativamente este largo fin de semana. En referencia a Nelson Mandela todo han sido elogios hacia su figura. Ahora que tan denostada está la clase política, algunos ante personajes tan egregios como él, eluden referirse a él en su faceta política y prefieren llamarle estadista y otros adjetivos superlativos. Se le llame como se le llame lo que está claro es que fue un líder nato y el hombre clave para acabar con el régimen del “apartheid” en Sudáfrica. Palabras como reconciliación, unidad y perdón han hecho de él un icono de la paz. Porque si algo tenía claro Mandela es que la nueva Sudáfrica libre de “apartheid” no se podía construir sin la minoría blanca, si bien esa reconciliación “no significa olvidar o reprimir el dolor del pasado”, en palabras del propio Mandela. Su figura y su lucha han ejercido y ejercerán un irresistible influjo durante muchos años. Sin ir más lejos la periodista Ana Pastor reconoce en una carta en EL PAÍS que fue un discurso de Mandela la que la convenció de que quería ser periodista a la tierna edad de 13 años.
Por desgracia algunos políticos intentan parasitar o rentabilizar en beneficio propio la historia del líder negro y el señor Mas, después de aludir a Luther King o a Gandhi para justificar su delirio nacionalista, fue enterarse del óbito y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid dijo de él que “construyó una identidad nacional basada en la reconciliación”. Vamos, que la realidad de Sudáfrica era la misma justamente que la de Cataluña. En fin. Menos identidad nacional y más Constitución. Esa reconciliación a la que alude Mas ya se produjo en España hace 35 años y dio lugar a una Carta Magna en la que cabemos todos. Al amparo de esta Constitución se ha producido la mayor transformación política, social y económica de la historia reciente de España y sigue plenamente vigente aunque los nacionalismos y la tibia actitud de la izquierda frente al desafío separatista susciten ciertas dudas sobre esa vigencia. Me atrevería a decir que si hoy en día la Constitución tiene algún problema es precisamente la deslealtad nacionalista. Me gustaron especialmente las palabras de la presidenta de Castilla-La Mancha durante el sobrio acto de celebración de la Constitución en Toledo. Cospedal se mostró contraria a cualquier reforma política y jurídica de la Constitución, ya que es preciso “construir España y defenderla, como nuestra tarea más ambiciosa, porque está en juego la unidad y la democracia española y esa ha de ser, en definitiva, nuestra más urgente razón de Estado”, en palabras de la propia presidenta. Pese a todo la celebración en Toledo dejó un sabor agridulce porque el principal partido de la oposición, el PSOE, no quiso asistir al acto de homenaje a la Constitución. Un partido cada vez más escorado a la izquierda, más radical, con un líder regional que apoya un proyecto federal para España que es lo mismo que querer acabar con la España que conocemos y que queremos. Y no quiero terminar sin recordar que hoy se celebra el dogma de la Inmaculada Concepción, Patrona de España y de su Infantería. Hoy día grande en la Academia de Infantería de Toledo, cuna del Arma. Felicidades.
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