Desde la mítica obra “No pienses en un elefante” de Lakoff, en la que aborda el lenguaje y la comunicación política desde el punto de vista “progresista”, muchos han sido los intentos de la izquierda de apropiarse de determinados conceptos e ideas que consideran suyos. Gracias a Lakoff los izquierdistas españoles con el PSOE a la cabeza, se han esforzado en estudiar la mejor forma de estructurar y comunicar sus ideas etiquetando a sus rivales políticos desde su lenguaje y sus valores. Nadie discute al PSOE y a la izquierda en general su capacidad para movilizar emociones y convertirlas en un arma de enorme valor en el contexto de la mediatización de la política. Tenemos en España claros ejemplos de esa movilización de emociones que pueden incluso dar la vuelta a un resultado electoral como fue el caso del “No a la Guerra” con el que hicieron creer a miles de personas que España estaba en guerra contra Irak cuando nuestra labor allí no pasó de cierto apoyo logístico y sanitario. O las actuales camisetas verdes a favor de una educación que sólo peligra cuando gobierna el PSOE si nos atenemos a los informes de la Unión Europea en cuanto a índices de abandono y fracaso escolar.
Por no hablar de la identificación que un sector de la izquierda, política y mediática, quiere hacer ver entre derecha y franquismo, identificación bastante endeble por cierto y que ya da poco rédito político a la izquierda en términos generales.
Otra bandera que siempre han agitado es la de la lucha obrera y los servicios sociales. La agitaban incluso cuando sus acciones eran claramente dañinas para los más desfavorecidos y se generaban en España millones de parados sin que desde el Gobierno se hiciera más que lamentarlo o aprobar planes de reformas de aceras y campos de fútbol que fueron pan para hoy y hambre para mañana. Hoy vemos cómo los que han generado cinco millones de parados encabezan las manifestaciones contra los que intentan paliar esta lacra haciendo reformas necesarias, cosas veredes…
Pero es que dentro de su estrategia de dominar las ideas y los conceptos quieren hacer creer que a los políticos del Partido Popular no nos importan las personas. Un catedrático de Filosofía, Manuel Cruz, intenta darle sentido a estos argumentos y aunque se refiere a los filósofos y no en concreto a políticos, llega a decir “desconfíen ustedes (a no ser que sean de derechas, claro) de quienes jamás tienen presente en sus escritos (pensamientos) a la creciente multitud de los que padecen en sus propias carnes el sufrimiento, el dolor o la explotación generados por una estructura social y económica injusta”. La desgracia para estos pensadores de izquierda es que hay millones de personas que siguen confiando en gobiernos serios, responsables y reformistas como los de Rajoy en España y Cospedal en Castilla-La Mancha. Porque digo yo que esa estructura social injusta a la que alude Cruz no se habrá creado en cien días que lleva Rajoy en el gobierno ¿no?.
Sin duda la mayor injusticia es querer trabajar y no poder hacerlo y de eso tienen mucha culpa las políticas antisociales llevadas a cabo en España en los últimos años de socialismo. Ahora tocan tiempos recios pero estoy convencido de que con el esfuerzo de todos, saldremos adelante.
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