Que la historia es cíclica y se repite es una afirmación que casi siempre se cumple, a veces con matices. En el caso de la historia política de Ciudad Real es una certeza que, a día de hoy, padecemos. Con un gobierno socialista en el Ayuntamiento, en la Diputación y en la Junta de Comunidades, volvemos a un escenario político que la última vez que se dio fue a principios de 1995. Hace veinte años de aquello. La principal diferencia, y no es pequeña, es que entonces el PSOE gobernaba las instituciones, Diputación, Junta y Ayuntamiento, después de haber ganado las elecciones. Ahora no, ahora las elecciones las gana el Partido Popular y después gobiernan ellos con pactos radicales (y encima van dando lecciones de democracia). Sinceramente, cuando veo otra vez en el machito las caras de Nicolás Clavero, de José María Barreda y de algún otro adlátere, me parece que Ciudad Real ha retrocedido esos veinte años. Después paseo por las calles y veo las pavimentaciones, las flores, las calles peatonales, los parques, las zonas verdes, las zonas de juegos infantiles, veo que en los escaparates no hay carteles de “no sirvo al Ayuntamiento porque no paga”, como había en 1995, y pienso “No. No hemos retrocedido, hemos avanzado gracias a la gestión del Partido Popular”. Lo que no sé, a la vista de las decisiones que están tomando, es cuanto tiempo podremos decir esto. Cuanto tiempo queda para seguir disfrutando de servicios de calidad y cuanto tiempo queda para que dejen de pagar a los proveedores y empiecen a guardar facturas en los cajones, que es su deporte favorito. Con concejales que no han sido votados por la mayoría de los ciudadanos, que niegan información a la oposición y que incluso mienten descaradamente en los plenos, cuando no saben qué decir.
Quién les iba a decir a los cuatro gatos que se reunían en la calle para despotricar del PP, que su voto iba a servir para que el PSOE volviese a gobernar. Pero claro, que esa izquierda radical, decimonónica y anticlerical entrase en el Ayuntamiento sabíamos que iba a dar juego. Por lo pronto, mientras el PSOE presentaba la subida de tasas e impuestos con las que nos van a obsequiar a todos los ciudadrealeños, el grupo Ganemos-Izquierda Unida presentaba su propuesta para cobrar el Impuesto de Bienes Inmuebles a la Iglesia Católica. No decía nada de otras confesiones religiosas, ni decía nada de partidos políticos o sindicatos. Sólo la Iglesia Católica.
Otra vez la izquierda “comecuras” en su versión 2.0. No es el momento de destacar el servicio que la Iglesia presta al Estado donde ese Estado no llega, porque el propio Obispado salió al paso muy acertadamente. Se trata de enredar. De volver a sus obsesiones, ahora apoyados por un partido otrora serio, y que hoy está entregado totalmente a los radicales para mantener el poder a toda costa. Me da pena que esa propuesta de Ganemos no obtuviese un NO rotundo del Pleno municipal. El Partido Popular se quedó solo defendiendo a la Iglesia ante un ataque de estas características. Quizá políticamente no nos sirva para mucho, porque la jerarquía no se moja en temas políticos y lo respetamos. Pero no lo hicimos por cuestiones políticas, sino porque creemos en las leyes y en la justicia. Unas leyes justas que amparan esa exención y que lucharemos para que no se modifiquen. Y también lo hicimos por nuestra convicción personal y por respeto a la inmensa mayoría de nuestros votantes. Otros, como el PSOE, apoyaron la propuesta y otros, como CIUDADANOS, miraron para otro lado y se abstuvieron. Si después de las elecciones del 20 de diciembre hay católicos que con su acción o su omisión propician gobiernos como los de Ciudad Real, allá ellos. Que luego no nos vengan con lamentos.
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