Y seguimos a vueltas con la reducción de diputados en Castilla-La Mancha. Hemos conocido que el Partido Socialista (o una facción del mismo, porque ya hay varios bandos), presentará este mes de septiembre un recurso de inconstitucionalidad a la reforma de la Ley Electoral de Castilla-La Mancha, aprobada el pasado julio y que reduce a treinta y tres el número de diputados de la Cámara. Parece que no terminan de digerir esta reducción de diputados que busca una Cámara más austera y más eficaz. Una reforma que sigue al pie de la letra a la Ley Electoral General y que se configura como la reforma más objetiva, proporcional e imparcial que haya existido nunca en nuestra región. Una reforma que otorga un mínimo de tres parlamentarios a cada provincia, por lo que los dieciocho restantes se distribuyen entre las mismas en proporción a su población, un reparto que se hace en el momento de convocar las elecciones en función del censo. Pero es que además esta reforma ha sido aplaudida y demandada por aquéllos para los que trabajamos. Por los ciudadanos de la región. Y no sólo por los ciudadanos que votaron mayoritariamente la opción que representaba María Dolores de Cospedal, sino que incluso es aplaudida por muchos ciudadanos que votaron al PSOE. Por eso no se entiende esta huída hacia adelante de un partido radicalizado, sin propuestas y que se aferra a unos privilegios, llegando a los tribunales si fuese preciso, que los ciudadanos de esta región ni quieren, ni entienden.
Los ciudadanos de esta región ni quieren ni entienden que tengan que existir organismos duplicados para colocar a los allegados al poder. Por eso la presidenta Cospedal los ha suprimido. Los castellano-manchegos ni quieren ni entienden que un funcionario por el hecho de haber sido alto cargo en los gobiernos socialistas, cobre más que otro compañero funcionario. Nuestros vecinos ni quieren ni entienden que García-Page quiera más sueldos y más diputados en las Cortes regionales. Es como si en el PSOE regional se hubiesen empeñado en hacer oposición a los ciudadanos de Castilla-La Mancha. Se me viene a la mente la frase del gran novelista Benito Pérez Galdós, quién tuvo una breve incursión en política allá por la primera década del s. XX. Galdós, que salió asqueado de su paso por la coalición republicano-socialista de Pablo Iglesias, pronunció aquello de “en esta casa nada se puede hacer; todo está de espaldas a lo que realmente conviene al pueblo. Mis esfuerzos han sido en vano”. Vemos como casi un siglo después el Partido Socialista sigue de espaldas a lo que realmente conviene al pueblo. Pero es que, además, García-Page es alcalde de Toledo y tiene al pueblo “secuestrado” en sus intentos de atacar a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Es inaudito lo que ha pasado en relación con las escaleras mecánicas que unen un barrio próximo a la estación de autobuses con el casco histórico. Una obra que ha costado más de dos millones de euros pagados íntegramente por la administración regional, realizada en un tiempo record de catorce meses y que, nada más inaugurarse, el alcalde precintó para que no pudiesen acceder los autobuses de turistas que querían acceder al casco. Este tipo de actitudes son las que alejan a los políticos de los ciudadanos. La historia se repite. El PSOE regional da la espalda a los ciudadanos.
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