Hace unos años triunfó en la televisión una serie de contenido histórico que se llamaba el Ministerio del Tiempo. Con la que está cayendo a cuenta de las medidas de Pedro Sánchez para reducir el consumo de la energía y para combatir los efectos del cambio climático, le propongo a Sánchez que cree un nuevo ministerio encargado de vigilar esas cuestiones y de meter en cintura a las comunidades autónomas díscolas: el ministerio del tiempo. El tiempo climatológico, se entiende. Sánchez y sus mariachis, quizá para desviar el foco de otros asuntos más preocupantes, andan ahora lidiando con la factura energética y los grados de más que tenemos en los termómetros. Me atrevo a proponerle el nuevo ministerio a la vista de que entre las medidas de ahorro que está tomando no está la de recortar el número de ministerios actuales, ni reducir la ingente cantidad de asesores y cargos de confianza. O dejar de usar el avión o el helicóptero hasta para ir al baño. El nuevo titular ministerial no deberá llevar corbata, caso de ser del género masculino, dejando a criterio del titular la elección de las prendas más útiles a la consecución de los fines del ministerio, caso de ser del género femenino.
No piensen que es un disparate lo que estoy diciendo, ya hay ciudades por el mundo que han creado concejalías dedicadas a la lucha contra el calor (que tomen nota las alcaldesas). Ciudad Real, Castilla-La Mancha y España toda, no podemos ser menos. Aquí en nuestra ciudad disfrutamos de varios grados menos de temperatura que en los términos linderos, gracias al jardín vertical instalado en la fachada lateral de la Casa Consistorial. Es broma claro. Pero lo cierto y verdad es que el urbanismo y la arquitectura de las ciudades deben adaptarse a la lucha contra el calentamiento global. Más y mejores zonas verdes, menos talar árboles sanos solo por el hecho de que estorban en una obra de peatonalización y sobre todo mucha concienciación. Y para concienciar a los ciudadanos las medidas tienen que ser sensatas y los dirigentes tienen que dar ejemplo. Obligar a apagar escaparates y farolas, invitar a no llevar corbata o poner el aire acondicionado a 27 grados no producirá ningún efecto si después vemos que el presidente del Gobierno se sube a un “Súper Puma” del Ejército del Aire para recorrer los pocos kilómetros que separan La Moncloa de la Base Aérea de Torrejón. Aunque quizá, lo mejor para combatir el calor de estas tierras es irse al Caribe en las semanas de la canícula estival, como ha hecho García Page a cuenta de no sé qué “Toro Verde”. Seriedad señores…
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