Estos días festivos son propicios para el paseo por las calles de la ciudad sin el ajetreo propio de los días de trabajo. Días idóneos para disfrutar con la familia y para valorar la calidad de vida que ofrece nuestra ciudad. Es verdad que el concepto “calidad de vida” puede no significar lo mismo para todo el mundo pero si que hay cierto consenso en señalar como elementos clave de la calidad de vida el mayor o menor número de zonas verdes, las facilidades para moverse (transporte, tráfico, etc), la oferta cultural y educativa y el empleo. La conjunción de todos estos elementos convierte a una ciudad en un buen sitio para vivir. Como vecino creo que nuestra ciudad es un ejemplo de calidad de vida y que debe seguir avanzando en esta línea. La gran apuesta de Rosa Romero por conseguir una ciudad más verde y más accesible es el sello diferenciador de su gestión frente a la gestión de otros alcaldes de ciudades próximas tanto en la provincia como en la región.
Datos tan poco cuestionables como que sólo de 2010 a 2012 el número de empadronados creció en nuestra ciudad en casi 600 personas dan muestra de esa realidad de ciudad en la que se vive bien. Es verdad que el padrón cae ligeramente en 2013 (49 empadronados menos según el INE), pero es una caída insignificante si lo comparamos con poblaciones como Puertollano donde entre 2010 y 2012 perdieron casi 200 habitantes empadronados. Otro dato importante que conocimos recientemente es que la capital cerrará 2013 con 165 trabajadores autónomos más que en 2012, lo que supone un nuevo dato que invita al optimismo.
La apuesta de la alcaldesa de Ciudad Real por una ciudad de y para las personas ha conseguido diseñar una ciudad amable y cómoda. Creo sinceramente que se está logrando un tránsito agradable y una movilidad más fluida, que concede más confianza tanto a peatones como a conductores. Se están creando más zonas peatonales, aparcamientos disuasorios y un centro de control del tráfico inaugurado al inicio de esta legislatura que ha supuesto un antes y un después en la gestión del tráfico de la ciudad.
En una reciente entrevista en un periódico provincial la alcaldesa vuelve a acertar cuando explica que la inversión prevista para 2014 (vuelve la partida de inversiones al presupuesto municipal tras dos años de ajustes), se dedicará principalmente a las mejoras en los barrios, en las vías públicas, mejora de acerados y nuevas zonas peatonales o semipeatonales porque así se sigue mejorando la calidad de vida de los vecinos y se sigue avanzando en ese proyecto de ciudad que decíamos al principio. También avanza que se van a seguir creando carriles bici pero atendiendo a los acuerdos adoptados en la recientemente creada “mesa de la bicicleta”, porque crear kilómetros y kilómetros de carriles bici no servirían de nada sin un cambio de mentalidad en nuestra ciudad. Opino que para gobernar con acierto es fundamental saber hacia dónde se quiere ir. Coger la dirección correcta y que nada te desvíe de ese camino. La apuesta por la calidad de vida y por la movilidad ya es imparable en nuestra ciudad porque nuestro ayuntamiento, con su alcaldesa a la cabeza, cree en ellas. Por eso cuando la oposición municipal inicia campañas contra actuaciones como la ampliación de la zona azul o la mejora de los jardines del Prado fracasa estrepitosamente. La ampliación de la zona azul ha sido muy bien acogida por los comerciantes del centro. En una reciente entrevista el representante de los comerciantes valoraba positivamente esta medida que favorece al comercio local al facilitar la movilidad y el aparcamiento. En cuanto a los jardines del Prado mejor que escribir sobre ellos invito a cualquiera que lea estas líneas a que se pase por allí a cualquier hora y compruebe cómo la actuación municipal ha conseguido recuperar una zona degradada de la ciudad. Los que decían que se atacaba el patrimonio cultural y que incluso se talarían los árboles, hoy callan y disfrutan del lugar. Un lugar en el que quizá antes se escuchaba el piar de los pájaros en los árboles. Hoy, además del piar de los pájaros en los árboles que no se talaron, se escuchan las risas de los niños que juegan alegremente ajenos a las polémicas. Así es la ciudad en la que quiero vivir.
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