Algunos de los que ahora lean este artículo me habrán oído contar un chascarrillo que refleja bastante bien el carácter de algunas personas y que se puede aplicar a nuestros dirigentes autonómicos. Se trata de un paisano que a mediados de los años 50 del pasado siglo XX, cuando no había móviles, llega a Madrid para resolver un negocio (entonces había que ir a Madrid para resolver las cuestiones, tampoco había internet). Una vez en la capital del reino se embarca en una juerga de las que crean afición y, siendo hombre previsor, decide poner un telegrama a su esposa: “perdido tren hoy y mañana” rezaba el sorprendente mensaje. Sin duda el ferrocarril y su mundo siempre han sido terreno fértil para las anécdotas y para la literatura. Pero además ha sido un símbolo de progreso y de modernidad. Después de cuatro años de gobierno social comunista en nuestra región, bien podríamos decir que es Castilla-La Mancha la que ha perdido el tren hoy y mañana. Que ese progreso y esa modernidad que necesitaba nuestra región para no quedarse atrás frente a otras regiones limítrofes se ha convertido en retroceso y atraso en muchos ámbitos. Y no solo hablamos de infraestructuras, también en lo tocante a las personas se ha sentido ese retroceso. Cuando seguimos escandalizados por lo sucedido en el Parlamento vasco, mientras se debatía una “Ley de Abusos Policiales” y un individuo de EH Bildu se atrevió a llamar “nazis” y “asquerosos” a los agentes de la Policía Nacional, Guardia Civil y Ertzaintza presentes en el pleno, tenemos que recordar que aquí, en Castilla-La Mancha, el PSOE de García Page gobierna en coalición con PODEMOS y que no fue capaz de apoyar una Proposición no de Ley presentada por el PP en las Cortes regionales en apoyo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Pero es que no contentos con esto, hace unos meses un alcalde socialista, concretamente el de El Bonillo (Albacete), viajó a Venezuela para hablar bien del régimen de Maduro. Hay una mala gestión de las emociones colectivas, pero también hay una mala gestión económica. Por esa mala gestión han conseguido que seamos una de las regiones con mayor presión fiscal, lo que sigue provocando la fuga de empresas a regiones vecinas. Además, Page incumplió el déficit ya en 2016, ya que este ascendió al 0,82%, situando a Castilla-La Mancha en su mayor cifra histórica de deuda con 14.313 millones de euros. Y si la semana pasada hablábamos del problema que supone la despoblación en nuestra región, hoy tenemos que afirmar que García Page es el enemigo número uno del campo. Debe cientos de millones a este sector y rebajó las ayudas a los agricultores ecológicos. Año tras año presenta un presupuesto falso en materia de agricultura y ganadería porque vemos cómo las partidas no se ejecutan, pretendiendo engañar a este sector que es prioritario en nuestra región. García Page pasará a la historia por ser el primer presidente que devolvió 150 millones de euros de fondos europeos agrarios por no pagar. Además se retrasa injustificadamente el pago de las ayudas de la PAC y otro tipo de ayudas relacionadas con el campo y por si esto fuera poco llegó a rechazar una enmienda del PP que proponía un millón de euros para paliar los daños agrícolas ocasionados por la plaga de conejos.
En cuanto a las infraestructuras García Page está incumpliendo su promesa de realizar las autovías Toledo-Ciudad Real, así como la de Albacete-Cuenca, produciéndose también un parón absoluto en las infraestructuras hidráulicas ya que en lo tocante al agua lo único que le interesa es agitar y enfrentar.
En definitiva, una legislatura perdida para nuestra región que ha continuado con las viejas políticas ya conocidas del PSOE del “yo invito tú pagas” y de los planes para las fotos. Con este bagaje no me extraña que Page se niegue a aceptar un cara a cara con el presidente del PP de Castilla-La Mancha Paco Núñez. Se vería quien tiene las ideas y la fuerza para ser el presidente que sitúe a nuestra región donde merece estar. Ese presidente sin duda es Paco Núñez.
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