Creo que era Cicerón, o al menos a él se la atribuyen, el que pronunció aquélla frase celebérrima que decía que tropezar dos veces en la misma roca es una desgracia proverbial. Hay quien, en un exceso de optimismo, me podrá decir eso de que no es tan gran desgracia porque de los errores también podemos aprender y sacar conclusiones, y seguramente lleve algo de razón. Ya en el colmo del optimismo se sitúan aquéllos que sostienen que un error de cálculo puede acarrear cosas buenas. Por ejemplo, Colón descubrió América por un error de cálculo, aunque hay que reconocer que esto pasa las menos de las veces. Otra versión de la frase dice que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Es fácil comprobar cómo si un animal se ha quemado una vez con una plancha de hierro ardiendo, no se volverá a acercar a la plancha, ni siquiera cuando ésta esté fría. Pues bien, aquí en Castilla-La Mancha tenemos a un político, el señor García-Page, que no sólo tropieza dos veces con la misma piedra, sino que tropieza tres.
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