Este sábado se podía leer en toda la prensa provincial que asomarse al interior de un volcán, para descubrir los secretos que guarda en sus entrañas, ya es posible en Castilla-La Mancha, después de abrir sus puertas al público el primer volcán-museo de la península ibérica, el de Cerro Gordo, en Granátula de Calatrava (Ciudad Real). Enhorabuena al alcalde, mi amigo Félix Herrera, y a su incansable equipo de Gobierno por hacer posible este hecho que pone a Granátula en el mapa del turismo de naturaleza. Ahora Granátula ya no solo será conocida por ser la cuna del General Espartero y por las gónadas de su caballo, sino que también se conocerá por albergar el único volcán musealizado y visitable de España.
Cuando veía deambular por allí al presidente de la Junta, señor García-Page, no pude evitar pensar en aquel grande de España (en todos los sentidos del término), hijo de un carretero de Granátula, que fue el general Espartero. Culminó una brillante carrera militar con una serie de decisivas victorias, que pusieron fin a la primera Guerra Carlista. A partir de entonces, puso su prestigio al servicio de sus ideales políticos liberales, que le llevaron incluso a ser proclamado regente por las Cortes. Completaba así la ascensión social que, desde su modesto origen, le había llevado a la nobleza titulada, a ser grande de España y, finalmente, regente.
No sé por qué la historia de Page y el volcán me ha recordado la figura política de Espartero. Bueno si, por el hilo conductor de Granátula de Calatrava. Y por otra cosa. Tras la revolución que destronó a Isabel II en 1868, cuando Espartero ya estaba retirado y no ambicionaba nada, los que la destronaron, con Prim a la cabeza, le ofrecieron la corona de España. Espartero la rechazó. Ahora, en pleno siglo XXI vemos como los que no han ganado nunca nada ambicionan cargos y aceptan coronas y gobiernos que si tuvieran la misma dignidad que personajes como Espartero, tendrían que rechazar. Son capaces de aliarse con PODEMOS para gobernar una región, Castilla-La Mancha, que le dio la espalda en las urnas. Ciudad Real capital podría ser otro ejemplo, pero hay más. Espartero sabía que esa corona no le correspondía, no era lo que quería el pueblo, y por eso la rechazó. Los actuales dirigentes como García-Page inauguran los volcanes y nos enseñan el camino para que nos asomemos al precipicio. Así está Castilla-La Mancha en estos momentos. Asomada a un volcán que en cualquier momento va a entrar en erupción, como ya lo hizo en tiempos de Barreda. Y esa erupción se llama paro, déficit, deuda, facturas impagadas, gastos desorbitados en asesores y postureo. Que nuestros actuales dirigentes, llámense Page, Caballero o Zamora, pidan un día sí y otro también que se deroguen lo que ellos llaman “leyes Montoro”, que controlan lo que las administraciones nos podemos gastar y lo que no, es otra manera de asomarnos al abismo. El abismo al que las políticas sectarias de esta izquierda radical nos quieren llevar.
Leave a Comment