El pasado 3 de septiembre el PSOE presentó una serie de iniciativas para activar la lucha contra la violencia de género. Entre otras cosas solicita una veintena de comparecencias de altos cargos en el Parlamento, entre ellos la de cinco ministros: Presidencia, Justicia, Interior, Sanidad y Educación. Lo anunció la portavoz socialista de Igualdad y secretaria federal del PSOE, Carmen Montón, quien ha lamentado la «ausencia» de condena del presidente del Ejecutivo, Mariano Rajoy, ante el «retroceso» en la lucha contra este problema. Iniciativa digna de elogio si no fuera porque al PSOE, como siempre, se le ve el plumero y practica la muy conocida “ley del embudo”, reservándose siempre la parte ancha del mismo, claro. Todo en esta iniciativa sería mucho más creíble si, por ejemplo, la señora Montón hubiese condenado previamente las palabras machistas del secretario general del PSOE de Castilla-La Mancha, el señor García-Page. Mientras que haya personas así, que denigran a las mujeres con sus palabras, las iniciativas del PSOE en esta materia no pueden ser tenidas en cuenta. No se creen la igualdad. Sólo buscan dañar al Gobierno y obtener un puñado de votos.
No es el momento de desgranar aquí las importantes medidas que, desde el Gobierno del Partido Popular, se han tomado a favor del colectivo de las mujeres víctimas de la violencia de género. Medidas tomadas porque somos conscientes de que se trata de una lacra con la que hay que terminar y también medidas que forman parte de nuestro ordenamiento jurídico, ya que, siguiendo las directrices de la ONU, se aprobó en 2004 la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Esa ley establece qué se considera violencia de género y abarca supuestos como la violencia psicológica, además de la física. Siguiendo con el ejemplo de García-Page, ¿llamar “chacha” a una empleada del hogar es vejatorio? ¿No denigra la dignidad de una persona que lo único que hace es ejercer un empleo tan digno como otro cualquiera? En cualquier caso no son palabras dignas de un dirigente político de un partido que se arroga, un día si y el otro también, la bandera de la lucha por la igualdad y contra la violencia hacia las mujeres. Queda demostrado que una cosa es predicar y otra dar trigo y que en este asunto, como en tantos otros, ni Carmen Montón ni todas las carmen montón del PSOE, nos pueden dar lecciones. Me da pena que ninguna voz de izquierdas se haya levantado ante tamaña barbaridad. ¿Tan dormidas tienen las conciencias y tanto odio atesoran hacia Cospedal? Yo, como hombre, siento vergüenza ante declaraciones así y pido a las ofendidas el perdón que nadie del PSOE va a pedir porque andan sobrados de prepotencia y de sectarismo. Intentar justificar este tipo de declaraciones machistas y quitarles hierro a la luz del debate político, sólo enturbia más la credibilidad del PSOE y de sus políticas en esta materia. El señor García-Page no puede asistir, como alcalde de Toledo, a un acto contra la violencia hacia las mujeres y leer un manifiesto que propugna el establecimiento de políticas “que eliminen la discriminación y la segregación laboral de las mujeres y que permitan su plena participación en la sociedad” si, al día siguiente, y ya como senador, insulta tan gravemente a una rival política por el hecho de ser mujer.
El próximo 25 de noviembre se celebra el Día Internacional contra la violencia hacia las mujeres. Aún queda tiempo para que el señor García-Page rectifique porque si no, no debería leer el manifiesto ante las puertas del Ayuntamiento. Por una vez sea humilde. Pida perdón.
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