Fotografía cortesía de Clara Manzano (LANZA)
El colegio público Juan Alcaide está íntimamente ligado a los recuerdos iniciales de mi vida política. Siendo un joven concejal, primeros años dos mil, fui miembro de su Consejo Escolar en representación del Ayuntamiento. Recuerdo la ilusión y las ganas de todos los docentes del centro y cómo, su principal preocupación junto al proyecto educativo, era la limpieza de los lunes, tras los aparatosos botellones que se producían los fines de semana en la explanada del INEM. Desde el Ayuntamiento pusimos todo nuestro empeño para compatibilizar, en la medida de lo posible, ambas realidades y los lunes el colegio iniciaba sus clases con total normalidad, en un entorno limpio y seguro. A día de hoy sigo viendo por la calle a alguna de las maestras que formaban parte de ese centro y nos seguimos saludando recordando esas viejas batallas incruentas. Batallas que se solucionaban con dialogo y gestión, porque en el horizonte no había ningún atisbo de “camisetas verdes”. En la Junta de Comunidades estaba el PSOE cómodamente instalado y todavía tendrían que pasar muchos años para que las urnas acabasen con ese régimen, democráticamente instaurado por Bono y continuado por Barreda, que cedió la educación a los excomunistas que fueron recalando en el PSOE como Pedro Pablo Novillo, José Valverde…por ceñirnos solo a la provincia de Ciudad Real. Digo que no había “camisetas verdes”, porque estas surgieron en el año 2011 con el gobierno de Cospedal.
Este paréntesis de cuatro años (2011-2015), está sirviendo a la actual administración educativa, en manos de los mismos inspectores y cuadros medios que había con Bono, con Barreda, con Cospedal y ahora con García-Page, para echar la culpa de todos los males de la educación en Castilla-La Mancha al anterior ejecutivo popular. Lo que pasó entre 1982 y 2011 es culpa del PP por no saber atajarlo y lo que está pasado después de 2015, es culpa también del PP por las medidas que tomó entre 2011 y 2015. En fin, que nos pilla el toro en esta materia, la educación, que los socialistas se apropian y se empeñan en pintar de rojo, según la actual consejera del ramo. Sucede que los ciudadanos están bien informados y ya no aceptan “trágalas” como los que la actual administración educativa nos quiere hacer ingerir. Los que clamaban por la educación pública y mentían afirmando que Cospedal cerraba colegios públicos, resulta que ahora cierran de un plumazo un colegio público de la capital, el Juan Alcaide, y parece ser que no va a ser el último en Castilla-La Mancha. La valiente carta de la ex directora del centro en la que desmonta las falacias vertidas en prensa por los inspectores socialistas, ha caído como un jarro de agua fría en unos servidores de su partido, que ahora se afanan en solicitar al centro, o lo que queda de él, todos los informes y comunicaciones entre el colegio y la Junta en el periodo 2011-2015, pero que cierran los ojos a su propia responsabilidad en el cierre por su actitud antes, durante y después de esa legislatura. No entiendo como la actual alcaldesa de Ciudad Real, Pilar Zamora, o el presidente de la Junta, García-Page, asisten callados al desmantelamiento de un centro público que se puede salvar aún con las políticas correctas, y que para más “inri” lleva el nombre de un maestro, de Juan Alcaide. Termino con sus versos, que parecen premonitorios pese a que se escribieron en la década de los 50 del pasado siglo XX: “Perdonádle al alcaide el gesto humano /de exhibir su postrera fortaleza/Voces sin ruido/y ese terrible adiós que se me escapa/ desde no sé qué cimas del olvido”
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