Una vez finalizada la X Legislatura en las Cortes de Castilla-La Mancha llega el momento de rendir cuentas. No hablo en nombre de nadie, allá cada uno con sus responsabilidades, pero en lo que a mí concierne sí quiero hacer esa breve rendición de cuentas, que es un concepto muy ligado al de transparencia y una oportunidad para que la sociedad evidencie los resultados del trabajo realizado para el cumplimiento de la misión o propósito fundamental. En el caso de todos los miembros del Grupo Popular, todo el trabajo de control al Gobierno desarrollado tenía como misión fundamental, o al menos eso creía yo, conseguir el cambio de Gobierno en Castilla-La Mancha y desalojar a Emiliano García Page del palacio de Fuensalida, cosa que evidentemente no se ha conseguido. Nuestro trabajo ha sido impecable y hemos llevado la iniciativa en los plenos y en la calle, pero se puede decir como de aquél famoso ejército que “fuimos de victoria en victoria hasta la derrota final”. Y conste que no me alegro, porque quiero que mi partido gane hasta jugando a las chapas.
Durante los cuatro años que ha durado la legislatura, marcados por la pandemia de la COVID19 que mantuvo el Parlamento regional cerrado durante meses y que a mí me afectó de lleno, cada uno de los miembros de la Cámara hemos actuado en función de nuestra posición en la misma. No es lo mismo ser miembro de un grupo de oposición que ser diputado del grupo que sustenta al Gobierno. Partiendo de esa premisa, quiero dejar por escrito parte de mi trabajo en esta legislatura para que, como he dicho antes, la sociedad tenga un conocimiento más completo de lo que hacen sus representantes. Evidentemente no intento competir con nadie, porque para eso tendría que conocer los “números” de los otros 32 diputados regionales.
Comentarios recientes