Entramos en la última semana de julio, semana de la Pandorga en Ciudad Real. Precisamente hoy lunes se presenta en sociedad el Pandorgo de hogaño, José Antonio López Rubio, presidente de la Asociación de Coros y Danzas Nuestra Señora del Prado y además “hombre de la Salud”, por ser costalero de la Virgen de la Salud, de la Hermandad del Prendimiento, mi hermandad. No se me ocurre nadie mejor que él para que aglutine el sentir de los ciudadrealeños en torno a esta celebración que tiene su origen en la devoción y en la ofrenda a la Virgen del Prado. Enhorabuena a José Antonio y a la Hermandad de Pandorgos. Pandorga y Semana Santa, Semana Santa y Pandorga, juntas de la mano de José Antonio. Una fiesta declarada de Interés Turístico Nacional y otra, la Pandorga, que aspira a serlo. Los que promovieron la declaración de nuestra Semana Santa como de Interés Turístico Nacional saben del esfuerzo y la amplitud de miras que ello conlleva. Un esfuerzo que no parece dispuesto a hacer y una amplitud de miras de la que carece el actual equipo de Gobierno.
Se trata de una fiesta autóctona y característica de nuestra ciudad. Hay consenso en afirmar que después de los vaivenes y avatares a los que estuvo sometida la fiesta de la Pandorga durante el siglo XX y que han condicionado su celebración, su recuperación oficial fue en 1980 de la mano de unos cuantos amigos de las tradiciones, capitaneados por gente de la tierra como Pablo Romero, Antonio Cárdenas y otros como el abogado Tomás Valle, primer Pandorgoen 1980 y cuya contribución creo que ha sido poco reconocida. A partir de ahí la Pandorga va adquiriendo la configuración que conocemos actualmente y el Pandorgo nos representa en las distintas festividades que tienen lugar en Ciudad Real, siendo el prototipo de hombre manchego. Junto a él resurge la figura de la Dulcinea, en su vertiente juvenil e infantil, aunque la Dulcineaestá más ligada, desde siempre, a las fiestas de Agosto en las que tiene todo el protagonismo, y no propiamente a la Pandorga, cuestión que desde hace algunos años está cambiando y parece que se quiere vincular aún más con la Pandorga, cuya figura central es el Pandorgo. Quizá con la ola feminista que nos invade esto no sea políticamente correcto, pero la realidad es esa, que la Dulcinea era y es la reina de las fiestas. El punto culminante de esta fiesta llegó en 1986 con la declaración de la misma como de Interés Turístico Regional. Esta declaración lleva implícito un reconocimiento que ha hecho que, desde entonces, la Pandorga se haya consolidado como fiesta, y que cada año atraiga a miles de visitantes que quieren disfrutar de la ofrenda a la Virgen, de la limoná, y de las actividades lúdicas y festivas que lleva aparejada la fiesta, que hacen que la noche del 31 de julio la Plaza Mayor de Ciudad Real y sus aledaños se llenen con miles de personas que disfrutan de la celebración. La Pandorga se ha consolidado como una fiesta espejo de nuestros valores culturales y nuestra tradición popular. Una fiesta que no debe convertirse en un macro botellón, porque eso acabaría con su esencia. Una fiesta con gran arraigo, que implica la participación ciudadana y la participación de asociaciones y peñas. Una fiesta original y propia, con rasgos diferenciadores que hay que mantener y protegeryendo más allá del mero reconocimiento regional. Por eso, si queremos aspirar a ser de Interés Turístico Nacional el actual equipo de Gobierno no puede desvirtuar elementos de la fiesta que fueron fundamentales para obtener la declaración de Interés Turístico Regional. Hay que garantizar que la fiesta de la Pandorga se siga celebrando sin alterar sus esencias. El Grupo Municipal Popular ya propuso el 20 de julio de 2016 que se iniciaranlos trámites para solicitar la declaración de la fiesta de la Pandorga como de Interés Turístico Nacional. Se trata de un asunto en el que el consenso es fundamental. Un consenso que no se puede conseguir si cuando se presenta la fiesta en Madrid se hace sin contar con el resto de las administraciones ni con el resto de Grupos Políticos que conformamos la Corporación. Un consenso más que necesario, sobre todo cuando el equipo de Gobierno está en minoría en el Pleno del Ayuntamiento.
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