Para todo hay una primera vez. Jamás pensé que yo iba a asistir a un acto electoral del PSOE, pero el viernes fue mi primera vez. Es cierto que me engañaron. Yo pensaba que iba a la presentación de un Plan Estratégico para Ciudad Real, pero lo que me encontré distaba mucho de serlo. De momento, ya desde la misma calle Paloma un buen número de cargos socialistas, asesores y amiguetes de distinto tipo y condición se encaminaban en peregrinación hacia su Meca particular, la Delegación de la Junta. Allí el panorama fue desolador. Alcaldes de otros municipios, delegados de la Junta, coordinadores, asesores, periodistas de gabinete, becarios, postulantes…Ni me di cuenta de que no había representantes de otros grupos municipales del Ayuntamiento. Ni siquiera estaban los socios del PSOE en el Consistorio. Con algún invitado representante de un colectivo importante y con algún otro representante de entidad financiera intercambié alguna mirada y lo que vi en sus ojos se parecía mucho a la sensación que yo estaba viviendo. El 80% de los presentes eran cargos del PSOE pasados, presentes o futuros. El 10% periodistas que cubrían el evento y el otro 10% incautos como yo, que pensábamos que era un acto institucional. Después he sabido que un buen puñado de invitados institucionales “declinaron” la invitación. Otro dato nada tranquilizador fue comprobar cómo entre los logotipos de las administraciones que debían poner en marcha ese plan, no estaba el del Gobierno de España. Solo el trío la, la, la: Junta, Diputación y Ayuntamiento. Las tres administraciones socialistas. Yo me lo guiso, yo me lo como. Otro dato a tener en cuenta es que hasta la fecha el presidente de la Junta cada vez que se refería a esta cuestión en los meses anteriores decía que iba a presentar un “plan estratégico” para Ciudad Real. Nada más entrar en los carteles no aparecía lo de estratégico por ningún sitio. Lo que íbamos a conocer era algo más pomposo. Nada más y nada menos que un “plan de modernización”. Una modernización que nos llevará dos legislaturas alcanzar porque el plan es a siete años vista. Lo de “Page tiene un plan” es cierto. Su plan es cargarse Castilla-La Mancha de la mano de PODEMOS porque lo que escuchamos el viernes poco tiene que ver con el desarrollo de nuestra ciudad. Nos dijo que en los próximos siete años (sin inmutarse el tío), se van a invertir más de 100 millones de euros en nuestra ciudad. Será como el “milagro económico” de la España de los años 60.
Una evolución político-económica, un cambio de mentalidad de la mano del PSOE, ese partido tan moderno. Page nos sacará del subdesarrollo con un plan que incluye inversiones en infraestructuras, reutilización de los edificios icónicos de la ciudad y la regeneración de espacios. Un plan para el que no han contado con nadie. Ni con particulares, ni con los grupos políticos, ni con las asociaciones. Ni siquiera con colectivos que llevan años trabajando en el diseño urbano de la ciudad. Reto al que me lea a guardar dicho plan para que compruebe cuantas de esas actuaciones se van a hacer en lo que queda de legislatura. Un plan electoralista y mentiroso porque en los presupuestos de la Junta no figura ni un euro de inversión para nuestra ciudad. Un acto que sirvió de pistoletazo de salida a la campaña electoral y para que el PSOE intente reverdecer sus laureles. “Repintar los blasones de su casa…” que dijo el poeta, recordando a sus viejas glorias. Un plan tan moderno que la referencia de ciudad era la de dos alcaldes del siglo pasado presentes en primera fila. Con todo mi respeto para ellos y para el siglo pasado. Pero el pasado es pasado. La modernización de Ciudad Real no pasa por el PSOE que representa lo más rancio de la historia de España y que siempre que ha gobernado en Castilla-La Mancha ha maltratado a nuestra ciudad. Además tanto Pilar Zamora como Page saben que en 2019 van a perder y de ahí su nerviosismo y sus ganas de aparentar un interés por esta ciudad que no han tenido en los tres años que llevan de legislatura.
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