Estamos en Pandorga. Durante los días anteriores hemos asistido a eventos que prueban que la fecha se acerca. El pandorgo José Luis Vendrell y la dulcinea Eva María Masías cederán el testigo a Magdaleno León y a Ana Belén Chacón. Serán el pandorgo y la dulcinea de hogaño y guardo el máximo respeto ante cualquier ciudadano que quiera ser el mantenedor de las tradiciones de nuestra ciudad. Enhorabuena a los que dejan su puesto porque ya para siempre formarán parte de la historia social, cultural y festiva de Ciudad Real. Y a los que llegan con ganas e ilusión todo mi apoyo y la certeza de que representarán su papel a la perfección. Ya se ha contado muchas veces el origen de la Pandorga. Ese origen tiene que ver con la ofrenda que los agricultores ciudadrealeños hacían a la Virgen del Prado. Ofrenda en forma de frutos de sus campos, pero también en forma de cante y bailes. Se trataba de una fiesta sencilla en la que nuestros antepasados portaban su simbólica ofrenda con música de cuerda y bailes regionales. Durante el siglo XX la Pandorga ha estado sometida a vaivenes y avatares que han condicionado su celebración, pero se puede convenir que es en los años 80 del pasado siglo XX, cuando la Pandorga adquiere la configuración que conocemos actualmente. A partir de 1980 la Pandorga vuelve a tener Pandorgo. A partir de ahí, el Pandorgo nos representa en las distintas festividades que tienen lugar en Ciudad Real y es el prototipo de hombre manchego. Junto a él aparecen las figuras de Dulcinea, en su vertiente juvenil e infantil. El punto culminante de esta fiesta llegó en 1986 con la declaración de la misma como de Interés Turístico Regional. Esta declaración lleva implícito un reconocimiento que ha hecho que, desde entonces, la Pandorga se haya consolidado como fiesta, y que cada año atraiga a miles de visitantes que quieren disfrutar de la ofrenda a la Virgen, de la limoná, y de las actividades lúdicas y festivas que lleva aparejada la fiesta, que hacen que la noche del 31 de julio la Plaza Mayor de Ciudad Real y sus aledaños se llenen con miles de personas que disfrutan de la celebración.
La Pandorga se ha consolidado como una fiesta espejo de nuestros valores culturales y nuestra tradición popular. Una fiesta que no debe convertirse en un macro botellón porque eso acabaría con su esencia. Es una pena que durante estos días también hayamos conocido lo que los vecinos de la zona del Torreón han llamado como los “decretos de la vergüenza”, firmados por la señora Zamora y que han permitido beber en la calle durante varios días antes de la celebración oficial de la Pandorga. Esto ha provocado estampas terribles de desechos y suciedad en el centro de la ciudad, principalmente en la zona del Torreón, acompañados de ruidos hasta altas horas de la mañana. No debemos intentar atraer jóvenes a toda costa con el reclamo del alcohol, la fiesta y la permisividad. A los jóvenes se les debe atraer por la esencia de la fiesta, no por lo accesorio. Parece que el actual Ayuntamiento del PSOE y GANEMOS ha optado por la primera opción. Turismo de borrachera sin que tengamos playa. Observamos con preocupación cómo este tipo de decisiones del actual equipo de Gobierno pueden desvirtuar elementos de la fiesta que fueron fundamentales para obtener la declaración de Interés Turístico Regional. Seguimos estando en desacuerdo con la supresión de la figura de las Dulcineas Infantiles. Tampoco se ha avanzado nada en los trabajos, si es que se está trabajando, para conseguir que la Pandorga sea declarada de Interés Turístico Nacional. En eso el equipo de Gobierno si nos tendrá al lado, pero en la eliminación de tradiciones y en el fomento del botellón nos van a tener enfrente. Feliz Pandorga.
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