Esta semana que comienza se cumplirán dos años desde las elecciones municipales de 2015. Unas elecciones que volvieron a dar el triunfo al Partido Popular en nuestra ciudad, pero esta vez sin mayoría absoluta. El pacto del “Tinell” contra el PP, o el cordón sanitario que llaman otros, hace que el PP solo pueda gobernar cuando obtiene mayoría absoluta, porque de lo contrario se unen todos contra él, como sucedió en Ciudad Real. La izquierda radical no tuvo empacho en hacer alcaldesa a la socialista Pilar Zamora justificándolo con unas negociaciones ficticias en las que el PSOE se comprometía a llevar a cabo una serie de medidas impuestas por GANEMOS/PODEMOS. Había algunos puntos considerados como “líneas rojas” por los radicales. Se debía acabar con la zona azul, y se debían asumir por parte del Ayuntamiento servicios que están prestándose por parte de empresas privadas. Pues ni lo uno ni lo otro. Ahora con la perspectiva del tiempo y tras constatar el fracaso de las remunicipalizaciones, entendemos que lo único que querían era impedir el gobierno de los ganadores, impedir el gobierno del PP. La historia de la humanidad está llena de fracasos. Fracasos grandes y pequeños, individuales y colectivos, involuntarios o provocados. Lo importante de un fracaso es sacar las conclusiones adecuadas, pedir disculpas y evitar que vuelva a suceder. El fracaso de Pilar Zamora con las remunicipalizaciones es difícil de calificar. Es difícil de calificar porque desde el Grupo Popular le llevamos advirtiendo desde el principio del error que iba a cometer. Quería acabar con un modelo de gestión de los servicios que garantizaba a los vecinos de Ciudad Real unos niveles de eficacia y de calidad. Además, sus veleidades ponían en riesgo casi 200 puestos de trabajo directos. Parece que por fin se han dado cuenta y van a rectificar. Tumban su proyecto estrella de legislatura.
Comentarios recientes