Hace unos días leíamos en un influyente medio digital de nuestra región la siguiente noticia: “Vuelve a la Junta la directora general que dimitió hace 15 años por fumar porros” En su momento este caso tuvo una gran repercusión, porque la protagonista era la entonces directora general de Juventud del Gobierno de Bono. Un José Bono que en 2001 todavía se encontraba en la cima de su popularidad en la región. La polémica surgió cuando esta señora concedió una entrevista y al preguntársele si había tomado drogas alguna vez, respondió textualmente «¿Y quién no? Si incluimos el alcohol y el tabaco, sí, por supuesto. ¿El típico porro? Y sigo fumando alguno de marihuana de vez en cuando, sobre todo para combatir las jaquecas, porque prefiero las drogas naturales a las sintéticas, como pueden ser las pastillas. Está demostrado que el cannabis tiene magníficos efectos terapéuticos para enfermedades como el cáncer o la parálisis. Por eso, estoy a favor de su legalización» Cuando Bono leyó esto, ordenó su cese fulminante vestido como dimisión. Yo que entonces era un joven e impresionable concejal de Juventud, afanado en ofrecer alternativas de ocio saludable a los jóvenes y enfrascado en promover programas de prevención del consumo de drogas, financiados por la propia Junta, me quedé de piedra.
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