Este fin de semana largo los ciudadrealeños estamos de romería. Volvemos los ojos y encaminamos los pasos hacia el cerro de Alarcos, para acompañar a nuestra co-patrona. Ya escribí en otro momento, que con el emplazamiento de Alarcos, cabe al Guadiana, sucede que todos sabemos lo que aconteció tras la derrota de las huestes cristianas en 1195, pero que pocos saben lo acaecido antes de esa fecha e incluso quién lo pobló y de qué modo. En esta línea, el arcipreste D. Luis Delgado Merchán en su renombrada “Historia documentada de Ciudad Real”, escrita en 1907 y que pasa por ser la más antigua referencia escrita sobre la historia de la ciudad, dice textualmente: “bórrese de Alarcos la aciaga fecha del 18 de julio de 1195, y su memoria hubiera pasado tan inadvertida a la posteridad como la de otras muchas villas y castillos alzados en este suelo durante los azarosos tiempos de la Reconquista”. Hoy sabemos que la historia del cerro de Alarcos es muy anterior a ese reinado de Alfonso VI y que debemos remontarnos algo más de 2.800 años para empezar a hablar de sus primeros moradores. Pero esa es otra historia que ya he contado con anterioridad. Pero ayer domingo y hoy lunes no son los únicos días en los que hemos visitado el cerro de Alarcos. El pasado sábado se celebraron allí los actos en honor a San Isidro, patrón de agricultores y de nuestros campos, que adelantó su celebración al sábado para no coincidir con la romería de la Virgen de Alarcos, y que supusieron un brillante broche a las actividades organizadas durante los días anteriores por la hermandad, comandada por Pedro Martínez.
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