Este sábado se podía leer en toda la prensa provincial que asomarse al interior de un volcán, para descubrir los secretos que guarda en sus entrañas, ya es posible en Castilla-La Mancha, después de abrir sus puertas al público el primer volcán-museo de la península ibérica, el de Cerro Gordo, en Granátula de Calatrava (Ciudad Real). Enhorabuena al alcalde, mi amigo Félix Herrera, y a su incansable equipo de Gobierno por hacer posible este hecho que pone a Granátula en el mapa del turismo de naturaleza. Ahora Granátula ya no solo será conocida por ser la cuna del General Espartero y por las gónadas de su caballo, sino que también se conocerá por albergar el único volcán musealizado y visitable de España.
Cuando veía deambular por allí al presidente de la Junta, señor García-Page, no pude evitar pensar en aquel grande de España (en todos los sentidos del término), hijo de un carretero de Granátula, que fue el general Espartero. Culminó una brillante carrera militar con una serie de decisivas victorias, que pusieron fin a la primera Guerra Carlista. A partir de entonces, puso su prestigio al servicio de sus ideales políticos liberales, que le llevaron incluso a ser proclamado regente por las Cortes. Completaba así la ascensión social que, desde su modesto origen, le había llevado a la nobleza titulada, a ser grande de España y, finalmente, regente.
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