La coherencia en política es una virtud que parece que está en desuso, principalmente cuando se pasa de la oposición al Gobierno. Ya he contado en alguna ocasión la anécdota del diputado de principios de siglo que prometió a los tomelloseros que su pueblo sería puerto de mar. Algo así sucedía cuando la persona que ocupa actualmente el sillón de la alcaldía se encontraba en la oposición. Se dedicó a recorrer las dependencias municipales contándole a los funcionarios que cuando fuese alcaldesa recuperarían todos los “derechos económicos perdidos” durante los gobiernos del PP. Que no eran tales. Cifraba la cantidad a consignar en los presupuestos en trescientos mil euros y ante la incredulidad de muchos decía: “grabadme, grabadme”. Pues bien, los representantes sindicales grabaron a fuego esas promesas en sus mentes y una vez entronizada como alcaldesa de la ciudad se las recordaron. La sorpresa ha venido cuando, en el primer acuerdo marco que han tenido que negociar los representantes de los trabajadores con los ediles que representan “el gobierno del cambio”, como les gusta hacerse llamar, pues de lo dicho, nada. Se cerró la negociación sin tener en cuenta las demandas de los tres sindicatos mayoritarios en la función pública municipal. Han tenido que rectificar, y van…., y anunciar que vuelven a negociar. Parece un asunto que afecta solo a los funcionarios del Ayuntamiento, pero la verdad es que esta forma de gobernar improvisada, sin tener una idea clara de hacia dónde van, nos afecta a todos. No es la única prueba de incongruencia. Durante el pasado pleno le recordé a Pilar Zamora sus manifestaciones a favor de la construcción de un nuevo pabellón ferial en Ciudad Real, cuando era oposición. Llegó a decir que la edición de 2015 sería la última en la que FENAVIN se celebraría en carpas. Ahora que gobierna, ni la Junta ni la Diputación tienen intención de hacer un nuevo pabellón, y ella calla. Otro ejemplo, en el ámbito de la educación. En 2013 se empezó a hablar del cierre del colegio Juan Alcaide de la capital. El PSOE, entonces en la oposición, puso el grito en el cielo a través de su entonces representante en el Consejo Escolar Municipal. Sin tener competencias para ello, el anterior equipo de Gobierno de Rosa Romero consiguió que el colegio no se cerrase. La nueva administración socialista de Castilla-La Mancha, lo primero que ha hecho en Ciudad Real es decretar su cierre. Ay madre si lo llega a cerrar Cospedal…la que se habría liado. Y la señora Zamora, calla.
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