En Navidad también se combate. La famosa tregua de Nochebuena entre el ejército francés y el prusiano durante la Primera Guerra Mundial, no es la tónica habitual. Unos años antes, en España, ya nos matábamos entre nosotros. Durante el segundo sitio de Bilbao las tropas isabelinas defendieron la ciudad frente al intento carlista de ocuparla, convencidos éstos de la extrema necesidad de ocupar la capital vizcaína. Después de varios meses de sitio, y en medio de fuertes combates, el segundo intento carlista (y el último durante ésta guerra) por conquistar Bilbao, acabó en nuevo fracaso. Aún así la sitiaron y para no perder esta importante plaza, el general Espartero, ciudadrealeño de Granátula de Calatrava, comenzó su avance hacia Bilbao por la orilla izquierda del río Nervión, pero fue rechazado con gran pérdida de efectivos, dado que las posiciones carlistas que se le interponían estaban muy bien fortificadas y defendidas con gran valor. El fracaso le hizo ver la dificultad de avanzar y romper el cerco por esta orilla, decidiéndose a realizarlo por la opuesta. Durante todo el mes de diciembre se luchó en medio de un gran temporal y con el campo de batalla convertido en un barrizal.
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