Que esta legislatura no está siendo un camino de rosas, es una obviedad. Se acaban de cumplir tres años desde el inicio de una legislatura marcada por las medidas que ha habido que tomar para salir de la crisis. Entiendo a los que no les gusta que se vuelva la vista atrás y que se hable de la herencia recibida, pero yo también digo, parafraseando al consejero de Hacienda de Castilla-La Mancha, Arturo Romaní, que “me olvidaré de la herencia cuando la herencia se olvide de mí”, y la verdad es que eso de momento se torna imposible, al menos mientras sigamos pagando intereses de la deuda. El déficit previsto según el PSOE al dejar el Gobierno de España era del 6%. Después se comprobó que el déficit total de las administraciones públicas se situaba en más del 9% a finales de 2011, lo que supuso una desviación de 30.000 millones de euros. Este fue el primer motivo por el que hubo de tomar decisiones no contempladas inicialmente en el programa electoral. Había que taponar la herida inmediatamente.
Comentarios recientes