Hay que reconocer que las series están de moda. Internet ha cambiado la forma en la que muchas personas nos relacionamos con la televisión, sin ajustarnos a unos horarios determinados, de forma que se puedan seguir algunas pese a los descabellados horarios en las que se emiten. Entre las series españolas sobresale Isabel y entre las extranjeras, yo me quedo con Juego de Tronos, en espera de la quinta temporada. Además, para los que tenemos inquietudes políticas es inevitable hacer analogías y paralelismos entre estas series y la situación política actual. Viendo Isabel, es muy fácil que la imaginación vuele hacia esos años en los que se forjaba una nación llamada España. Un país que nació por la unión de los reinos de Castilla y de Aragón, fruto del matrimonio de Isabel y Fernando. Creo que Artur Mas no ha querido ver la serie y ni siquiera ha permitido que se grabe algún capítulo en Barcelona. Esa magnífica y acogedora ciudad española que es Barcelona, hoy está secuestrada por los independentistas y ya no recuerda que allí precisamente, es dónde Don Quijote y Sancho vieron el mar por primera vez, y “parecióles espaciosísimo y largo, harto más que las lagunas de Ruidera que en la Mancha habían visto”. También dice de Barcelona «…y, así, me pasé de claro a Barcelona, archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y en sitio y en belleza, única…»
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