Ya he escrito en alguna ocasión sobre este tema, pero viene a cuento en relación con el asunto conocido esta pasada semana de las cuentas de Jordi Pujol en el extranjero. Opino que cuando alguien dedica parte de su vida a la “cosa pública” debe ser consciente de que asume determinadas obligaciones en cuanto a su forma de actuar y comportarse en relación a los demás. No hace falta ser seguidor o devoto del taoísmo para suscribir la frase de Laozi que decía que, “para ir delante del pueblo uno debe caminar detrás del pueblo”. Una máxima que viene a representar la esencia de la ejemplaridad en la vida pública en el sentido de que si quieres ser respetado por los ciudadanos debes anteponer sus intereses a los tuyos propios. Debes, en definitiva, buscar el interés general y no el particular. Si todos los que tenemos una función pública nos condujésemos de esta forma seguramente el desapego de los ciudadanos hacia la política o hacia los funcionarios, sería menor. El individuo debe entender que la dedicación al bien común debe conllevar una consecuencia práctica que es la búsqueda de la ejemplaridad. Algunos lo tenemos claro aunque a veces, como humanos, podamos errar.
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