Ya se que el titular puede generar confusión. Cualquier lector de buena fe que sólo lea el titular puede pensar que se refiere a que el natural progresismo del PSOE le impulsa a luchar por la defensa de los salarios de los ciudadanos. Nada más lejos de la realidad. Con ese titular me refiero a que el PSOE de Castilla-La Mancha, con su secretario general a la cabeza, lucha por “sus” salarios.
Desde que el 1 de enero de 2013 entró en vigor la reforma del Reglamento de las Cortes de Castilla-La Mancha que modificaba el sistema de retribuciones de los parlamentarios de la comunidad autónoma, el PSOE no ha cesado en su intento de seguir cobrando un sueldo por el desempeño de esa labor parlamentaria. De nada han servido los sondeos que indicaban que más del 93% de los ciudadanos de la región veían con buenos ojos una medida que persigue rebajar el gasto público además de lanzar un necesario mensaje de austeridad en tiempos en los que tantos ciudadanos han tenido que apretarse el cinturón. Era de sentido común que las Cortes de Castilla-La Mancha acompasaran su ritmo a ese sentir ciudadano. En definitiva, la medida gustó a todos menos al PSOE que, en su afán por intentar seguir cobrando del menguado erario público regional, llegó incluso a presentar un recurso de amparo ante el mismísimo Tribunal Constitucional.
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