El barómetro de febrero de 2013 del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre la valoración que la ciudadanía otorga a diversas profesiones revela que, después de los jueces, el periodismo es la segunda profesión peor valorada por los encuestados. Cuando leí la noticia intenté buscar alguna causa verosímil que justificase esta mala valoración y sólo se me ocurre que a fuerza de dar malas noticias hayan terminado por caer mal a los ciudadanos. Es cierto que en la mayoría de los casos cuando dan una mala noticia es porque esta mala noticia se ha producido y por ello tienen que hacerse eco de la misma. Pero es que hay días, como el pasado 21 de julio de 2012, del que aún no hace un año, que leer la prensa supuso un verdadero ejercicio de masoquismo. Todos los periódicos presentaban un panorama desolador y los diarios hablaban abiertamente de “rescate” ante la “situación límite” de la prima de riesgo. “España entra en situación límite”, titulaba EL PAÍS, que señalaba que “la desconfianza de los mercados alcanza el máximo histórico”. EL MUNDO decía: “La prima se desboca a 610 puntos y empuja a España al rescate total”. En la portada de ABC aparecía una foto a gran tamaño del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, bajo este titular: “BCE, ahora o nunca”. “En manos de Draghi”, decía el diario, que hablaba de “Viernes negro en España” con “España y el euro al límite”. “Los mercados prueban la fortaleza del euro exprimiendo a la deuda española”, decía el diario. En la misma línea, LA RAZÓN aludía en su portada a “la hora del BCE”. “Los especuladores se ceban con España ante la pasividad del BCE, que lleva 18 semanas sin comprar deuda”, decía. Más duro fue el titular de LA GACETA que sentenciaba: “España entra en coma”. Para CINCO DÍAS “suenan todas las alarmas” ante la “espiral sin freno” en la que ha caído España. “La desconfianza hacia España roza lo inmanejable”, decía y señalaba que “el pánico contagia a todos los valores listados en el Ibex”. EL ECONOMISTA afirmaba que “sólo queda pedir el rescate”, tras “fracasar el ajuste y ante la indiferencia europea”.
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