La Navidad, además de su intrínseca connotación religiosa, es una fecha proclive a los afectos y a la nostalgia. También a los recuerdos de los que ya no están o de los que están lejos de sus familias en estos días tan señalados. Los que estamos dejando ya de ser treintañeros y nuestra edad pronto empezará por el número cuatro, recordamos con cariño algunos anuncios televisivos navideños. Anuncios míticos como el de los turrones “El Almendro” y su “vuelve a casa, vuelve por Navidad…” Algunos años el anuncio lo protagonizaba un joven recluta que llegaba a su casa de permiso, justo en el momento en el que su madre preparaba la cena de Nochebuena y los turrones, de “El Almendro”, claro, con la consiguiente alegría materna y emoción familiar. Con el correr de los tiempos y la desaparición del Servicio Militar Obligatorio los creativos de la marca cambiaron al recluta por un joven profesional o por una joven estudiante. La emoción, como el turrón, era la misma y el efecto en el público igual de eficaz. Pero aunque la “mili” ya no existe aún quedan militares que están pasando la Navidad fuera de su hogar, fuera de España. Y quedan familias en España que no podrán tener el beso o el abrazo de su ser querido porque este viste el uniforme de soldado de España y se encuentra en una misión en el exterior. Las misiones en el exterior son de distinto tipo y se encuentran amparadas por la Unión Europea, por la OTAN o por la ONU, pero la entrega y la profesionalidad de nuestros militares y Guardias Civiles desplegados es la misma, independientemente de la misión y de la zona geográfica.
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