En la última legislatura socialista en nuestra región, desde el Partido Popular denunciamos el enorme gasto y la gestión poco transparente de la televisión regional. Una televisión que era un sumidero por el que desaparecían ingentes cantidades de dinero público, de dinero de todos los castellanomanchegos y que al emplearse en el mantenimiento de la televisión, se dejaban de dedicar a la sanidad, a la educación o al pago a proveedores.
Durante la campaña electoral, María Dolores de Cospedal prometió que si llegaba a gobernar en Castilla-La Mancha, se establecerían techos de gasto y de endeudamiento para todos los medios públicos, tanto autonómicos como municipales, y se impulsarían las reformas legislativas para que las administraciones autónomas y locales tuvieran libertad para adoptar nuevos modelos de gestión de las televisiones públicas que permitieran la entrada a la participación privada. Ya se intuía que este medio no se estaba gestionando correctamente y lo más grave no es saber que RTVCM costaba a cada habitante de la comunidad 22,18 euros la viera o no, lo que hace la nada despreciable cantidad de 190 millones de euros desde 2006 a 2009. Lo más grave, a mi juicio, es conocer por un prestigioso diario nacional que buena parte de esos dineros públicos se dilapidaban en costosísimos regalos de lujo no sabemos a quién dirigidos. Bolsos de una prestigiosa firma de lujo, corbatas de la misma marca, plumas de otra marca muy conocida que lleva el nombre de un monte de los Alpes y así hasta 180.000 euros de lujos y dispendios. Todo esto unido a supuestas irregularidades en relación a proyectos subvencionados y no realizados por valor de muchos miles de euros, explica que el nuevo director general haya interpuesto una querella contra el anterior director, Candau, por presuntos delitos de malversación de caudales públicos, fraude y prevaricación.
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