El pasado jueves se celebraba el Día de Castilla-La Mancha. No hay duda de que se trata de una fecha señalada que supone una verdadera seña de identidad que define y representa lo que somos: una región moderna y dinámica, en el centro de la península, que lucha día a día por avanzar y salir adelante, en palabras de la propia presidenta. El magnífico palacio de los duques del Infantado se quedó pequeño para albergar una buena muestra de la sociedad castellano-manchega que quiso acompañar a los que iban a ser merecidamente galardonados. Hubo muchas presencias y una destacada ausencia, la del anterior presidente de la Junta José María Barreda. Nos cabe la duda de si faltó por no coincidir con Cospedal o si la ausencia fue por no coincidir con Bono, que si estuvo.
Comentarios recientes